Si bien aún existe un debate sobre el uso excesivo de los celulares de los que disponemos hoy en día, como así también de los accidentes que ha provocado el uso indebido del celular mientras caminamos o mientras conducimos, es innegable que se ha instalado en nuestra vida cotidiana de manera contundente.
En todas las historias que hemos escuchado acerca de los celulares muy pocas se pueden comparar con lo acontecido a una joven en la Ciudad de México que acostumbraba a dormir con el celular cerca de la cara y permanentemente enchufado. Nunca imaginó el peligro que esto representaba hasta que fue demasiado tarde.
Con el fin de evitar que el celular no se desconecte lo mantuvo enchufado toda la noche algo que hizo que la batería se recalentara y explotara provocándole la muerte ya que muchos de sus ponentes dieron justo en su cara.
La explosión fue tan fuerte que incluso sus oídos que estaban cubiertos con los auriculares sufrieron daños increíbles y su rostro quedó prácticamente desfigurado.
Las baterías de los celulares no sólo son tóxicas sino que además representan un peligro debido a unas fibras llamadas dendritas que se encuentran en su interior y que al cabo de un tiempo de soportar cargas y descargas puede arder si se sobre calienta.
En el caso de que las baterías no sean de la mejor calidad, el peligro se potencia porque es posible que sus materiales sean más propensos a prenderse fuego, sumado a posibles defectos de fábrica.
Procura no dormir con el celular cerca de tu rostro y de dejarlo en la función carga en un lugar en donde no provoque daños.
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